En un tazón grande, mezclamos el pollo con la salsa de soya, la pimienta y las claras de huevo. Agregamos la maicena y mezclamos hasta cubrir completamente los trozos. Tapamos y llevamos a la nevera por 20 a 30 minutos para que tome sabor y firmeza.

2. En una olla o sartén profunda, calentamos abundante aceite a temperatura alta (unos 180 °C). Freímos el pollo por tandas durante 3 a 4 minutos o hasta que esté dorado claro. Retiramos y escurrimos sobre papel absorbente. Dejamos reposar 3 minutos y luego freímos una segunda vez por 1 a 2 minutos para que quede más crujiente.

Mientras reposa el pollo, preparamos la salsa: en una olla pequeña, agregamos jugo de naranja, salsa de soya, vinagre, jengibre, ajo y azúcar morena. Llevamos a fuego medio hasta que hierva suavemente.

Añadimos la mezcla de maicena disuelta en agua y revolvemos constantemente. Cocinamos a fuego bajo hasta que espese y tenga consistencia de glaseado ligero.

Colocamos el pollo frito en una fuente, vertemos encima la salsa caliente y mezclamos bien para cubrir todo. Servimos decorado con cebollín picado y ajonjolí tostado. Acompañamos con arroz blanco o vegetales salteados.